En nuestra sociedad poco se hace por valorar la figura de nuestros ancianos. Relegados a habitaciones que nadie quiere habitar, dejados a su suerte porque no tenemos tiempo.
El anciano se convierte en "invisible", nadie le ve, nadie le presta atención. ¿Es así como nos gustaría que nos traten cuando lleguemos a viejos?
Esperamos que te guste esta historia que compartimos "El día que me volví invisible"

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